El mundo ya no cree en las princesas por eso a las pocas que hay las ceban con heroina para que sean carne de burdel.
Blancanieves, la bella durmiente, cenicienta todas ellas transitan por las carreteras con minifaldas que exhiben piernas llenos de moratones y de quemazos de cigarro. Clientes que huelen a gasolina, coñac y pedos cíclicos.
Por eso en la madrugada de ayer alguien prendió fuego en Valencia a un teatro que llevaba 20 años cerrado, y que quieren convertir en un antro de vicios indescifrables.
El teatro se llamaba princesa y esta noche ardieron los más de 100 años de su historias, por el simple capricho de un mercader.
adjunto performance sobre los vicios de dicho mercader.