El pasado miércoles los alumnos de @lacreativa nos mostraron como la convención teatral puede alterarse.
Durante este ejercicio de experimentación en el que nuestros alumnos guiados por Jose Ortiz jugaban a invertir el orden convencional del teatro a la italiana.
Desplazándose entre las butacas viviendo cada cual su propio universo de acciones cotidianas,
desde la dificultad que les ofrecía avanzar hasta llegar a pie de escenario
donde el público contemplabamos como en su llegada la metáfora estaba servida. ¿quién observa a quien?
Durante el ejercicio me acordé que mi hijo Manuel está teniendo la suerte de ir a una escuela en la que también se atreven a experimentar.
Donde ellos como alumnos preguntan, investigan y demandan que es lo que quieren aprender y por tanto la figura del maestro pasa a ser la de acompañante, guía que alienta sus anhelos.
Y esto es grande, y esto es mágico, porque desde que nacimos nadie nos preguntó que queríamos aprender y nos metieron en colegios para adoctrinarnos a un sistema que necesita gente obediente que entre a las fábricas a producir y callar. Donde nos educaron para ser presos y a las ordenes de los que manejan el cotarro.
Estoy contento de que mi hijo vaya a una escuela libre y por ende de que en LACREATIVA nos arriesguemos cada trimestre a romper con la convención establecida.