Esta mañana anduve contando en el colegio PRINCIPE DE ASTURIAS DE Almansa.
Durante las sesiones sentí un escalofrío por la espalda al pensar que este oficio tiene una carga sanadora para el que narra y para el que escucha, siempre y cuando se trabaje de corazón a corazón.
Me pregunto porque ando contando, porque la vida me ha puesto en esto y entiendo que algo tengo que contar cuando sigo contando.
En un principio iba para contable, y contaba facturas, albaranes, pedidos, ect, Y entre la mesa de oficina cuando no me veía el jefe escribía cuentos, de hecho en la cena del discurso de fin de año, en vez de hablar de mi situación en la empresa conté un cuento.
La cabra siempre tira pal monte.
Hoy 30 años después soy narrador de lo que siento.
……….
Al acabar la sesión los profesores me han enseñado la decoración de la escuela y las fotos de las actividades que hacen para promocionar la lectura.
Sin duda algo está cambiando en la educación, muchos profesores está despertando y convirtiéndose en acompañantes.
El brillo en su mirada les delataba cuando me enseñaban los molinos de viento que habían dibujado en una sala, cuando me enseñaban postales quijotescas con motivos navideños, cuando hablaban con fé de educar más que adocenar..
Hay esperanza
mientras los que enseñan
lo hagan por placer y no por deber.
Gracias Almansa.
