La utopía es creer en un imposible y echar a andar en busca de esa quimera.
Jacobo y todo su equipo emprenden cada año un viaje imposible a la utopía.
Uno no puede creer que un festival de teatro de una calidad asombrosa pueda hacerse con tan pocos medios.
Hablemos pues de fé, si es verdad, la fé puede mover montañas y a más de una docena de compañía teatrales y a todo un pueblo que cede sus casas para que el milagro escénico sea posible.
La fé y el «amor al arte», mueven esta experiencia .
Hay que tener mucha pasión por el oficio teatral para dedicar los centenares de horas que habrán dedicado estas personas para que se ponga en pie año tras esta fiesta de las artes teatrales.
¿cómo es posible que las entidades públicas no valoren esta propuesta como un «atractivo turístico cultural» de primer nivel y apoyen económicamente la propuesta?.
La metáfora de lo ocurrido este fin de semana en Matarraña Intim (Arens de LLedo) es de de unos locos que siembran en el desierto y cada año recogen cosecha (convierten el agua en vino)
Admiración profunda es lo que siento, generosidad al servicio de un propósito artístico, amor por el trabajo escénico, cariño, entusiasmo, empatía, ganas de cambiar el mundo y que el mundo no te cambie a tí…
Dicen que hay cosas que sólo pueden hacerse con el corazón y sin duda este festival bombea ilusiones y esperanzas que alientan cada año a todo un pueblo que vé como el arte puede unirnos con un objetivo común, y que todo lo que imaginamos es posible si creemos que puede ser posible.
G R A C I A S a todos los que hacéis posible que la utopía se haga palpable.
Gracias Jacobo por existir.