Debido a la invasión que sufrimos en los años 90 de películas norteamericanas que trataban el tema de las «despedidas de soltero/a», se produjo un fenómeno que este país no conocía, 

se trata de las cenas en las que los novios y novias se despiden de la soltería.

Se copió el modelo americano y suelen aparecer en estos eventos cuerpos de gimnasio y anabolizantes, que se quitan la ropa con más o menos arte.

Estos stripers muestran sus atributos sin ninguna «dramaturgia» detrás a lo sumo llevan un disfraz de raso con una temática absurda y bajo una música ensordecedora van quedándose «en cueros» mientras las ordas de jóvenes gritan su pudor.

Entiendo que hay un tipo de público al que le guste la «ordinariez», «la obscenidad» y la «carne por la carne», pero estoy convencido que hay una inmensa minoría que desearía presenciar otro tipo de «despedida de soletero/a», con textos eróticos del «Marqués de Sade», «Henry Miller» o de «Annais Nin».

Un espectáculo en el que se trabajaría la insinuación y no la literalidad, la poesía erótica y no el insulto pornográfico, la caricia y no el magreo, el susurro y no el ruido, en definitiva la sugerencia de una gotitas de agua cayendo precipitadamente por un escote, en vez de las «pollas de plástico y las muñecas hinchables».

A todo ese público sensible que desea y valora lo artístico estará destinado el próximo proyecto de MAMPRODUCCIONES que versará sobre lo que no se ve pero se siente.

mamproducciones erotismo

 

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miguel angel montilla
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